domingo, 19 de junio de 2011

Tomada de la edición impresa del 26 de junio del 2009

Las buenas costumbres al servicio del humor

FOTO: MARCOS PIN / El Telégrafo
Mario Suárez mientras interpreta a Petra Concepción Vernaza Paucar de la Plata, personaje de La Mona Risa.
Datos
La obra

•La Mona Risa es un conjunto de sketchs profilácticos basado en los descubrimientos de Ricardo de la Fuente sobre los lugares comunes del habla. Y fueron desarrollados en el Laboratorio Humor Sapiens S.A.

•La puesta en escena fue dirigida por Lucho Mueckay, quien, además actúa en dos de los sketchs. Uno de los personajes que interpreta     es Tuco, del dúo cómico Tuco y Manuco.  Este último es representado por Raymundo Zambrano.
Infórmate +
Sarao, Guayaquil. (calle Primera Oeste y Av. del Periodista).Viernes y sábado 21:00, domingo: 20:00.  Entrada US$ 10.
La Mona Risa, interpretada por el Laboratorio Humor Sapiens, se nutre de los opuestos sociales.


A Petra Concepción Vernaza Paucar de la Plata le molestan los lugares comunes del habla, los pobres y las cholas que osan infiltrarse en la asociación benéfica que muy elegantemente preside.  Pero como no hay nada que un marido pudiente no pueda arreglar, las damas de poca o dudosa alcurnia casadas con un ilustre pueden sumarse a la Sociedad de Benficencia, la buena moral y la buena costumbre de Guayaquil.

Y es que en tiempo de crisis cualquier ayuda es buena, más aún si se trata de proteger la lengua, porque lo que es con la lengua es con Petra Concepción.  Ella está empeñada en sacar de la aduana siete mil mascarillas para proteger a sus distinguidos del ‘mal hablar’.

Esta dama engalanada, culta, guayaquileñísima (aunque la mayor parte del tiempo se la pasa en España y Miami) que detesta los lugares comunes es uno de los personajes –el más fuerte quizá- de La Mona Risa, una obra que tomando algunos de los trabajos realizados en Laboratorio Humor Sapiens, del Centro Cultural Sarao, pretende de-volverl el sketch a las tablas.

De ahí que la escenografía se aleje de la suntuosidad propia de la comedia o la farsa, para dar paso a un espacio en el que un personaje exagerado y muy marcado debe ganar o perder. 

En esas polaridades se encuentra la afamada Petra, gestora, organizadora y conductora de la gala que sirve de pretexto para poner en la escena a un sinnúmero de personajes asociados con algunos de los males recurrentes de una sociedad con el subdesarrollo a cuesta.

Es así que el escenario muta constantemente. De ser el cimiento sobre el que se erige la falsedad y la doble moral pasa a ser la tribuna de Candellah, una diva de la tecnocumbia, que con su cabellera rubia de peluquería deja en claro que sus proporciones físicas le ganan –y de largo- a sus facultades intelectuales

La escenografía se aleja de la suntuosidad de la comedia o la farsa para dar paso a un personaje exagerado...
Con esta propuesta escénica el tablado también puede ser la calle,  o el autobús donde los “carameleros” se suben a desgranar ofertas, reproches y amenazas.  A ellos también los quiere la honorable dama cuyos pasos están iluminados por Dios (tanto que sus zapatos brillan con cada taconeo).

“Siempre que se hace humor hay un  gran dolor  y una gran verdad.  La gran verdad es que hay clases sociales, pobreza e indigencia, pero la verdad es que hay gente que cree que eso es normal.  Y lo trata a través de sociedades de beneficencia que no buscan solucionar sino coadyuvar”, menciona Luis Mueckay.  Él es director de La Mona Risa y Humor Sapiens, un laboratorio actoral que se originó hace tres años y en el que surgieron buena parte de los personajes de los sketchs.

Según lo menciona Mueckay, la intención es que los personajes representados por los que fueron sus alumnos tomen la fuerza que tiene ahora NormaLixta y Tuco (del dúo Tuco y Manuco), interpretados también por Mueckay.

En ese camino esbozado por el actor están las actuaciones de Vanessa Guamán, Nancy Vera y Mario Suárez, alumnos de Humor Sapiens y actores de La Mona Risa.

Sin embargo, por el impacto que genera desde el inicio, es Petra Concepción..., interpretada por Suárez, quien se sostiene con mayor fuerza.

"Para la creación  del personaje vimos que se tratara de una señora pelucona que tiene su pasión por la lengua.   Ella tiene que arriesgarse demasiado para después sucumbir", explica el actor.

En el discurso de la apreciable dama son recurrentes los modismos españoles, los acentos propios de los habitantes del país ibérico. En el habla de la ilustre benefactora se distinguen letras marcadas y frases como "necesitamos pasta" o "mala leche"... que finalmente terminan creando el abismo cómico en el que perece. 

En el camino de la presidenta de la Sociedad de Beneficencia de la buena moral, la buena costumbre y la buena lengua  se cruzan, además de Candellah y los vendedores de golosinas, el proclamador de reinas, también ideado por Suárez.  En el sketch que le corresponde, este recitador hace gala de palabras engargoladas y repite hasta la saciedad adulaciones de algún poema añejo.

Hacia el final de la obra Tuco, un anciano que se resiste a vivir en el asilo de la beneficencia, desnuda con sus versos la fachada de su realidad para dejarle al humor el relato de sus carencias e inconformidades.
Fátima Cárdenas
fcardenas@telegrafo.com.ec
Reportera - Quito
http://www.telegrafo.com.ec/cultura/tablado/noticia/archive/cultura/tablado/2009/06/26/Las-buenas-costumbres-al-servicio-del-humor.aspx

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